sábado, 25 de abril de 2020

Querida naná

Hola, cielo:
Cuando era pequeña tenía una obsesión que me hacía preguntar a mi hermana a todas horas: ¿Cuánto tiempo me falta para tener los mismos años que tú? O, ¿cuánto me falta para ser tan alta como tú?
Yo creía que el tiempo iba a pasar solo para mí, que llegaría el momento en que la alcanzaría porque ella no seguiría cumpliendo años y creciendo.
Quería ser mayor a toda costa sobre todo para dejar de meter la pata cuando venían las visitas porque, cuando se iban, lo primero que hacía mi hermana era contarle a mi madre todas las inconveniencias que yo había dicho, con lo fácil que hubiera sido informarme en lugar de humillarme, a mí que era toda oídos para ella.
En una ocasión subimos a casa de los vecinos del tercero. Había llegado un primo de los niños. Era tan alto como mi hermana pero con acento de Madrid. Me pareció tan sublime que me quedé muda. Como todo el mundo insistía en hacerme hablar sin conseguirlo mi hermana dijo: “Se habrá mordido la lengua”.
Yo quedé tan fascinada por aquel niño como Aschenbach con Tadzio en tiempos de epidemia como los que estamos pasando.
Que no tengo el coranavirus, tesoret, que me pasa como a mi sobrino una noche que estaba en su cama y dijo a gritos: “MAMÁ, ¡¡¡NO SÉ LEER!!” impotente ante su libro de cuentos.
naná, no leí “La Odisea”, ni “Muerte en Venecia” ni “Memorias de Adriano”, ¿cómo quieres que no me muerda la lengua si soy una analfabeta?
Es que cuando te escribo me digo: “Pobre naná, ahora la estoy obligando a contestarme”.
Y así.
Un beso enorme de
kitti

3 comentarios:

  1. querida kitti:

    dices: "Es que cuando te escribo me digo: “Pobre naná, ahora la estoy obligando a contestarme”."

    y eso más o menos es lo que me pasa a mí...

    yo sí que me he leído la odisea, la muerte en venecia y las memorias de adriano (curiosamente, las tres un par de veces...), me vas a obligar a que me muerda la lengua contigo (igual que me la muerdo con todo el mundo), o es que te crees que yo voy confesando semejantes pecados a la gente?...

    desde pequeña he sabido que era mejor no decir ciertas cosas (y mis lecturas siempre han sido el gran tabú, que siempre que lo he roto he recordado el porque de mis silencios al respecto...)

    y mira que a mis años ya debería de haber asumido mis rarezas y mis traumas... pero no... sigo escondiendo ciertas lecturas, porque una cosa es pensar "sí... ya... pero yo estoy leyendo a balzac..." y otra muy distinta es decirlo en voz alta...

    en fin... que me pasa lo mismo que a ti, así que me alegra que hayamos aclarado el malentendido... porque te he podido dejar dos respuestas el mismo día...

    un abrazo!!!

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  2. Querida naná:
    Acabo de pasar por tu blog y, como siempre, me quedo asombrada por la cantidad de libros que eres capaz de leer y, además, comentar.
    Yo estoy con “El infinito en un junco” y me parece genial pero me aumenta esa sensación de ser una ignorante igual que me pasó al leer “Sapiens”. Yuval Noah Harari e Irene Vallejo son relativamente jóvenes pero tienen una sabiduría apabullante. ¿Por qué no habré aprovechado más el tiempo? ¿Tú sabes la cantidad de horas que me pasé en las discotecas o cómprandome ropa en lugar de aprovechar el tiempo?
    Y lo peor, naná, no se lo digas a nadie: no entiendo nada bien los poemas que pones en tu blog, ¡con lo que me gustaría compartir la satisfacción que sientes! Vuelvo a sentir esa angustia de mi sobrino al darse cuenta de que no sabe leer.
    Pero mira, tesoret, acabo de leer esto:
    “No desperdicies lágrimas frescas en dolores pasados” (Eurípides)
    Dice Irene Vallejo que los niños griegos aprendían a leer con textos así. ¿A dónde iremos a parar con “Mi mamá me ama, amo a mi mamá”? ¿Leerán libros nuestros niños cuando crezcan?
    Un beso enorme de
    kitti

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  3. querida kitti:
    mis hermanas también me dicen que están asombradas de la cantidad de libros que soy capaz de leer durante el confinamiento (es que tengo un instagram y pongo fotos de las portadas de los libros que me voy leyendo), pero como les medio dije a mis hermanas, y ahora te confieso a ti, la verdad verdadera es que estoy leyendo exactamente lo mismo que siempre (soy muy constante en el número de lecturas mensuales desde hace años, pero no se lo cuentes a nadie), pero últimamente, los libros tienen más páginas de las habituales... esa es la única diferencia de mis hábitos lecturiles antes y después del confinamiento... que me estoy leyendo lo que normalmente guardo para las vacaciones de verano, vamos, pero quitando eso, creeme, estoy leyendo exactamente lo mismo...
    ay! cariñet! las horas que he pasado yo en discotecas y bares!... comprándome ropa, ves, ya no tantas... pero es que siempre me ha dado pereza comprarme ropa...
    sobre los poemas... yo no tengo claro que los entienda... quiero decir que a veces creo que entiendo lo que quiero o puedo, pero no necesariamente lo que quieren decir en realidad... pero creo que como en casi todo en la vida...
    quiero decir que puede que yo crea que un poema habla del amor, o del abandono, o del olvido, o de la muerte de un ser querido, y que en realidad esté hablando de otra cosa...
    la poesía me explica cosas, seguramente precisamente por eso... y además tiene un ritmo, una forma, que me permite leer cuando la prosa no se deja... no me sé explicar, pero la poesía me ayuda a respirar cuando eso se complica... le pido poco más...
    leerán libros... eso es poco pero seguro... pero no todos... ni siquiera la mayoría... y de esa minoría, pocos serán los que lean poesía... o a los griegos... pero leerán libros... y el día que consigamos que cambie la tendencia y que la mayoría lea, y que de esa mayoría, una mayoría lea poesía y a los griegos... entonces todo será mejor... estoy segura de ello...
    leemos para desconectar, pero también para entender, para conocer realidades ajenas a la nuestra... para saber como se siente un perfumista cuando se hunde su negocio, o un sordo al que persiguen cuatro personas que no paran de hablarle... para saber que puede sentir el padre de una hija que ha desaparecido, una mujer que lleva demasiados años casada o un joven que ha vuelto de irak... yo creo que leer, a parte de ayudarnos a respirar mejor, porque te tienes que concentrar tanto que dejas de pensar en tus cosas; también nos ayuda a ser más empáticos... porque nos da otros puntos de vista que de otra forma no veríamos...
    y te dejo que mi padre ha notado que tecleo con alegría y no para de interrumpirme.
    un abrazo!!!

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