jueves, 6 de octubre de 2011

también dice itziar ziga en su libro que "la habitación propia de la que habla virginia no es sólo física. sobre todo hay que dotarse de una estancia interior inexpugnable"... ese zulo propio que da título al libro... ese zulo que bien que mal, todos escondemos dentro...
Queridos naná y wnefron:
Vuestras felicitaciones me han sabido a besos de todos los colores, muchísimas gracias. Ayer pensaba escribir algo para agradeceros vuestro cariño pero me ha sido imposible; últimamente mi hijo se muestra muy comunicativo y si llega a sospechar que estoy deseando que acabe de contarme sus historias para ocuparme de las mías, me temo que pueda pegar un retroceso en este momento de aparente buena comunicación materno-filial.  Porque es de un introvertido que acojona.
Su hermana también me ocupa más tiempo que antes. Con la nueva medicación está más despejada, tendríais que ver lo contenta que se pone cuando la meto en  cama y me tiro con ella un rato; bueno, algo más de un rato ¡tiene un vicio...!, nunca se cansa de que le den besos.
Finalizados los rituales familiares estoy tan cansada que no puedo más. Estoy tan agotada que tuve de dejar las clases de baile, hace ya unos meses. Y, como veis, apenas saco tiempo para venir a mi isla, esta estancia interior inexpunable, o ese zulo propio, como quieras llamarle, mi dulce niña.
Tan agotada estoy que el lunes tuve que venirme a casa del trabajo porque no tenía fuerzas para seguir. Por la tarde fui al médico, me pidió una analítica muy completa y me dio la baja. Llevo fatal lo de estar de baja, pero en estos momentos me es imposible trabajar. Espero que sea cansancio, sin  nada de tipo físico: si hay que descansar se descansa, no queda otra.
Voy a intentar seguir contándoos alguna cosa más. Si veis que paro es porque llega karenin... me siento invadida con su omnipresencia después de lo del ERE. Es un sentimiento muy ambivalente; ahora está más disponible para atender a los hijos, así que yo debería estar más descansada. Pero me he visto privada de intimidad. Supongo que las buenas madres tienen que primar los intereses de los hijos pero  quizás a mi cuerpo le faltan satisfacciones. La que más echo de menos, sin duda, es la de  teclear.
Ayer, después de la extracción de sangre para la análitica, me tiré en el sofá y leí “84, Charing Cross Road”. Me la obligó a leer un compañero de trabajo, dijo que el libro era yo. Supongo que me ve cierto parecido con Helene Hanff, no sé... creo que piensa que leo mucho, no es verdad; pero alguna vez ha notado el entusiamo que siento por ciertos libros y eso debió asociarlo conmigo. En realidad, aunque él no lo sabe, sí me parezco a Helene: mantengo una correspondencia con vosotros  a pesar de que nunca os he visto, como hace Helene con sus corresponsales. Es una historia fantástica.  Mi compañero nunca sabrá que me parezco a Helene más de lo que él piensa.
Es curioso: la primera carta está escrita un día 5 de octubre, otro  cumpleaños más en que recibí vuestra felicitación. Creo que ya no podré vivir sin ella.
Os quiere
kitti.

PD: Al acabar de leer a Helene, me tuve que ir a la biblioteca para coger “Orgullo y prejuicio”. Esta mañana he leído XIV capítulos. Con dos palabras ‘in precionante’.
Juro ante Dios que nunca más volveré a pasar hambre de teclear.