Mi tesoro:
El mismo día que estuve haciendo la reforma en el blog acabé yendo en ambulancia al hospital: otra vez mis tripas, que se retuercen a la mínima. Esta vez creí que moría pero ya ves que estoy vivita y tecleando.
No sé si tan a la mínima porque ese día tomé dos yogures de postre al mediodía, otro a la merienda y otros dos de postre, a la cena. ¡Cinco yogures...! No se lo dije a nadie porque me da vergüenza, pero es que paso tanta hambre... De todas maneras, tenía los glóbulos blancos disparadísimos, así que algún virus habrá tenido que ver en el asunto... a no ser que los glóbulos se me hayan puesto blancos por comer tanto yogur.
Creí que nunca volverías a decirme que me echabas de menos; menos mal que has vuelto a hacerlo porque me estaba empezando a sentir desertora de los sueños. Y mis sueños, en los que habitáis, son los que magnifican mi vida.
Yo intento magnificarla preparando unos asados riquísimos y poniéndome muy guapa, dentro de mis posibilidades, pero no lo consigo. De verdad, ¡esta emoción que me entra cuando os hablo! Aunque me siento traidora... digo, ¿no estaré haciendo mi vida 'real' más gris a cuenta de ver tanto colorido en mis sueños habitados? Pues es posible, naná, pero ESO NO SE ELIGE, ¿verdad, mi dulce niña?
Nunca creceré, ni quiero. Y creo que tampoco es tan conveniente como pudiera parecer, a tenor de lo que le dice Colette al alter ego de Truman en "Plegarias atendidas".
Fue Miss Barney la que me concertó una cita con Colette, a la que yo quería conocer. No con fines oportunistas, como es habitual en mí, sino porque Boaty me había iniciado en su obra (les ruego tengan presente que soy, intelectualmente, un autoestopista que va acumulando saber en las carreteras y bajo los puentes) y la respetaba: Chez Maman es magistral y su habilidad para jugar con los datos sensoriales, el gusto, el olor, el tacto, la vista, no tienen parangón.
Además sentía curiosidad por esta mujer. Mi idea era que una persona que ha vivido tan extensamente como ella, que era tan inteligente como ella, debía tener algunas respuestas. De modo que me sentí muy agradecido cuando Miss Barney consiguió que pudiera tomar el té con Colette en su piso del Palais Royal.
-Pero -me advirtió Miss Barney por teléfono- no la canses quedándote demasiado tiempo, ha estado enferma todo el invierno.
Es verdad que Colette me recibió en su dormitorio, sentada en una cama dorada à la Louis Quatorze en su besamanos matinal; pero, por otra parte, parecía tan indispuesta como un watusi pintarrajeado que dirigiera un baile tribal. Su maquillage estaba a la altura de tal ocupación: ojos oblicuos y luminosos como los de un perro braco de Weimer, circuidos de kohl. Un rostro enjuto e inteligente empolvado con la palidez de un payaso. Sus labios, teniendo en cuenta su edad, eran de un rojo viscoso y brillante, como de corista excitante. Y sus cabellos eran rojos o rojizos, como un rubor sonrosado, una espuma ensortijada. Su perfume empregnaba la habitación ( en un momento dado le pregunté qué era y Colette dijo: “Es Jicky. La emperatriz Eugenia se lo ponia siempre. Me gusta porque es una fragancia anticuada con una historia elegante, y también porque es picante sin ser grosero, como ocurre con los mejores conversadores. Proust se lo ponía. Eso al menos me ha dicho Cocteau. Aunque Cocteau no sea demasiado de fíar”).
Una doncella trajo el té, dejando la bandeja sobre la cama ya abarrotada de gatos soñolientos y cartas, libros y revistas, y diversos objetos de adorno, sobre todo un montón de antiguos pisapapeles franceses de cristal. Muchos de estos objetos preciosos aparecían expuestos sobre las mesas y en la repisa de la chimenea. Era la primera vez que veía uno. Al darse cuenta de mi interés, Colette cogió un espécimen y lo hizo brillar a la luz amarilla de una lámpara:
-A éste lo llaman La Rosa Blanca. Como puede ver, en el centro de este cristal purísimo hay una rosa blanca. Procede de la fábrica de Clichy y es de 1850. Todos los grandes pisapapeles fueron creados entre 1840 y 1900 por sólo tres casas, Clichy, Baccarat y St. Louis. Cuando empecé a compralos en los rastros y otros sitios por el estilo no eran excesivamante caros, pero en las últimas décadas se ha puesto de moda coleccionarlos, una auténtica manía, y los precios son ahora desorbitados. Pero a mí -Colette lanzó una mirada rápida a una esfera que contenía un lagarto verde, y a otro en cuyo interior había una cesta de cerezas rojas- me producen mayor satisfacción que las joyas o que las esculturas . Estos universos de cristal son como música silenciosa. Y ahora -dijo Colette, volviendo de pronto al asunto- dígame, ¿qué espera usted de la vida? Aparte de fama y dinero; eso ya lo doy por supuesto.
-No sé lo que espero -le dije-. Sé lo que me gustaría; me gustaría ser un adulto.
Colette levantó y bajó sus pintados párpados con el lento movimiento de alas de un águila azul:
-Ah, pero eso -dijo- es lo único que ninguno de nosotros podremos ser nunca, personas adultas. A menos que entienda usted por adulto un alma envuelta en el sayal y las cenizas de la sabiduría solitaria. Libre de malignidades, envidia, malicia, codicia y culpabilidad. Imposible. Voltaire, incluso Voltaire, llevó un niño dentro de sí toda la vida, un niño envidioso y con mal genio, un muchachito obsceno, que siempre se olía los dedos; y Voltaire llevó ese niño hasta su sepultura, como haremos todos nosotros hasta la nuestra. El Papa en su balcón... soñando con una bonita cara de un guardia suizo. Y el juez británico bajo su exquisita peluca, ¿en qué piensa cuando envía a un hombre a la horca? ¿En la justicia, en la eternidad y en cosas serias? ¿O acaso se pregunta cómo se las podrá arreglar para que lo elijan miembro del Jockey Club? Por supuesto, los seres humanos tiene momentos adultos, unos cuantos momentos magnánimos esparcidos aquí y allá y, como es obvio, la muerte es el más importante de todos ellos. La muerte expulsa a ese muchachito obsceno y nos deja con lo que queda de nosotros, simplemente un objeto, sin vida pero puro, como La Rosa Blanca. Tome -acercó hacia mí el cristal en flor-, guárdese esto en el bolsillo. Consérvelo como un recuerdo de que ser duradero y perfecto, ser de hecho un adulto, es ser un objeto, un altar, una figura en una vidriera de colores: una cosa apreciable. Sin embargo, es mucho mejor estornudar y sentirse humano.
Desde que te conté alguna de mis 'circunstancias' me invade el temor a convertir esto en una ONG; vamos, que me preocupa ser una quejica. Y si bien es verdad que no tengo una vida de rosas, también es verdad que tengo unos huevos más grandes que la catedral de Santiago.
Y también es verdad que os tengo a vosotros. ¡Y a Tarzán, xd!, ¿cómo sabrá él que lo que mejor entiendo es el lenguaje de los monos? Ese alarido... cómo me pone... vamos, me alimenta más que los yogures. Te lo digo de verdad.
Pensaba cenar dos yogures con cereales pero, sólo de recordar los malita que me puse, voy a pasar de yogures, demasiada acidez ahora que se me puesto la boca tan dulce al hablar con vosotros.
¡...es mucho mejor estornudar y sentirse humano!
Así que me cago en la puta realidad: ya no quiero jugar a ser adulta. Porque, además, Ana Mª Matute una vez escribió que la infancia es más larga que la vida. ¡Hay tantos libros que leí gracias a ti que, sin ti, yo no sería yo.
Os quiere vuestra
kitti
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querida kitti:
ResponderEliminarcon razón estabamos preocupados... siento ese viaje en ambulancia... y me alegro de que sigas vivita y tecleando...
no te preocupes, yo sé que la salsa agridulce del chino me da migraña, pero chica, hay días que no lo puedo evitar... que me entra hambre de comida china y ala... a comer sabiendo que luego habrá consecuencias... menores que las tuyas... pero chica, que hay cosas que aún sabiendo que no son buenas, sin saber como las seguimos haciendo...
hablando de cosas malasque sabemos que no debemos hacer, yo estoy intentando fumarme solo un paquete al día... que sé que parece mucho, pero siempre he sido de paquete y medio... en momentos puntualmente malos de dos... así que para mí lo de un paquete al día es todo un logro de voluntad... eso y que ultimamente me fumo la mitad de los cigarrillos a medias, que me empieza a doler la garganta y solo de acordarme del invierno pasado, entre la faringitis y la bronquitis... como que me entra el miedo...
y tú te estarás preguntando porque te cuento todo esto... es que hacía tanto tiempo que no hablaba contigo... que te echaba de menos...
yo creo que he crecido sin darme cuenta... aunque a veces me miro y me da la sensación de ser una niñata de treinta y tantos que no tiene ni puta idea de la vida pero que se empeña en disimular que sabe por donde va...
hablando de colette, la tengo por casa, ahora solo tengo que ser capaz de encontrar entre todos los montones el que contiene el libro que compré y que aún no he leido de ella... que dificil es encontrarla, verdad? no digo entre los montones de mi casa... digo en las librerías... y ahora estoy pensando que igual me regalo algo de truman a mí misma para navidad... es que hasta navidad estoy castigada... que estos últimos días me he pasado que no veas comprando libros...
pues que no te preocupe ser una quejica que mas quejica soy yo y no te me quejas... y sé que tienes unos huevos mas grandes que la catedral de santiago... creo que se parecen a los míos!
porque él es increible... no te sé decir mas...
a ti te sientan mal los yoguroes y yo he descubierto que cenar dos días seguidos jamón me sienta fatal... ahora estoy pensando que me apetece cocinar hoy... así podré salir antes del despacho... que últimamente está inhabitable...
a la matute también la tengo en mi carta a los reyes magos...
y yo también he leido muchos libros gracias a ti... así que estamos en paz...
gracias por las señales de humo, las necesitaba... y gracias por seguir en esta isla... hay días que es bueno saber que existe este lugar...
que te quiero mucho kitti...
muchos besos!!!
no me dices nada... jo... te echo de menos... dime algo... anda...
ResponderEliminary que te quiero...
muchos besos!!!
Que tengas unas maravillosas fiestas de Navidad Kitti. Un abrazo muy fuerte desde Valencia, la vieja ciudad, y no te quepa duda que brindaré por ti, majadera.
ResponderEliminarMuchos besos...
antes de que se acabe el año me dirás algo... anda...
ResponderEliminarpor cierto, que mona sale la gwen en la foto que me has dejado en el despacho de la lantier...
te echo de menos...
muchos besos!!!
Ya he comprado la botella para esta noche. Un riberita del Duero que espero que le guste a mi cuñado tanto como me gustará a mí...Que el 2011 está a la vuelta de unas horas y que espero que te sea maravilloso Kitti...Un fuerte abrazo desde Valencia.
ResponderEliminarfeliz año nuevo, querida kitti...
ResponderEliminarespero de corazón que este año sea maravilloso contigo...
muchos besos cariñet!
pd. te quiero un huevo.